Hace bastante tiempo que el eco de una moneda surgida desde lo más profundo de Internet, llamada Bitcoin, lleva impactando en nuestras mentes. Es un murmullo casi inaudible. No ocupa los grandes titulares de los periódicos más relevantes, pero poco a poco se ha ido colando en nuestras vidas.
El último gran escándalo en el que apareció fue a raíz de la propagación del virus ‘Wanna Cry’, que durante 24 horas se cebaba con pequeñas y titánicas empresas, como Telefónica, además de organismos gubernamentales de primer nivel. El virus invadía una red de ordenadores y los bloqueaba hasta que fuese pagada una suma concreta de dinero, aquí era donde el Bitcoin entraba en juego.
¿Por qué el bitcoin es la moneda favorita de los ciberdelincuentes?
Fácil. Imagina la típica escena de una película de Hollywood en la que el malo pide que la víctima deje 7.000$ en billetes dentro de la papelera más cercana al puente. Bueno, pues si los Bitcoin y las criptomonedas en general –sí, hay más– llevaran existiendo desde principios del siglo pasado, esas escenas no hubieran ocurrido nunca. Todo acabaría con un, “Haz un traspaso de 1 al monedero 2asja7328bb32r37bfdwqe7″. Sí, tan sencillo. Precisamente es lo que hace tan suculento el Bitcoin para los ciberdelincuentes.
El anonimato es algo no demasiado difícil de conseguir en la web visible, pero en las profundidades de Internet, en un lugar inmenso llamado Deep Web, el anonimato es el requisito indispensable para acceder. En ese lugar poco conocido y visitado por la gran mayoría de navegantes es donde se comenzó a gestar el Bitcoin, lanzado por Satoshi Nakamoto en 2009. Su creador quiso poner en práctica distintos conceptos políticos, económicos e informáticos y acertó de lleno. Su idea era la de crear un sistema monetario internacional, digital, operado sin ningún poder ni control central y, además, anónimo. Una moneda surgida por y para la era digital.
Mamá, quiero ser minero (de Bitcoin)
Puede parecer un concepto anticuado, pero la minería está más de moda que nunca. Cientos de vídeos sobre la minería Bitcoin inundan la web. Su funcionamiento es sencillo en la práctica, pero en la teoría es tan incomprensible para el ser humano que el verdadero trabajo lo hacen miles de ordenadores trabajando las 24 horas del día desde todos los rincones del globo. La función de estas ingentes máquinas de procesamiento no es otra que la de velar por la perfecta seguridad del sistema Bitcoin. Durante día y noche procesan elevados datos matemáticos de encriptación para garantizar que el sistema de transferencia sea opaco.
Si bien es verdad que hace unos pocos años ser minero de Bitcoin podía reportar interesantes ingresos derivados de una baja inversión, actualmente –y aún más en España–, ser minero de Bitcoin requiere unos costes de equipos y energía eléctrica que difícilmente salen a cuentas. El beneficio de minar Bitcoin viene a raíz de resolver los distintos problemas de encriptación que van surgiendo en el sistema. Si tu ordenador (o grupo de ordenadores) resuelve uno, te llevas una recompensa por haberlo conseguido.
Este sistema es uno de los ejes principales de Bitcoin, dado que su descentralización, anonimato y potencia acumulada; lo convierten en uno de los sistemas monetarios más seguros del mercado. Sin embargo, la profesionalización de la minería Bitcoin ha provocado que la aparición de grandes minas situadas en países donde la factura eléctrica es más baja que en la mayoría de países de Europa. Por esto, cada vez más mineros ‘de a pie’ se decidan por comenzar a minar otras monedas que están tomando peso en el mundo de las criptodivisas, como es el caso del Ethereum, que ya supera los 400 Dólares al cambio.
Llegaron los lobos
No han pasado ni 10 años de su nacimiento y ya tiene a la gran mayoría de fondos de inversión y traders financieros babeando. Tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos rigió su moneda, el Dólar, por el denominado ‘patrón oro’; es decir, el valor del Dólar sería regido por la cantidad de oro que el Tío Sam tuviera en sus arcas. Más adelante, tras demostrarse que el capitalismo necesitaba otra manera de regir el valor de su dinero; se olvidó el patrón oro y se estableció el ‘patrón fiduciario’; es decir, la moneda de los distintos países no tendrían un valor determinado dependiendo de sus reservas de oro, sino en función a la confianza y estabilidad que generara.
Es por esto, por ejemplo, que actualmente monedas históricamente muy fuertes, como la Libra, estén perdiendo mucho valor tras la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. La incertidumbre no es buena para los mercados que ahora fijan sus miradas en unas monedas más seguras según sus intereses, sin absolutamente ninguna dependencia política.
Hace un año, 1 Bitcoin tenía un precio de unos 600 Dólares. En la actualidad debemos tener más de 4.832,92 Dólares si queremos hacernos con tan solo un Bitcoin.
Los culpables del desorbitado ascenso del Bitcoin son los grandes lobos financieros. Poseer una divisa hoy en día es como tener una acción en bolsa. Gracias al Brexit muchos traders y especuladores de divisas se hicieron ricos. Imagina que un día antes del referéndum que ha llevado a Reino Unido a su salida de Europa comprases 20.000 Euros por apenas 15.000 Libras. Al día siguiente, al haberse conocido los resultados de la votación, vendes esos mismos 20.000 Euros, ahora por 17.500 Libras debido a la caída de la fiabilidad y estabilidad política del país provocado por el Brexit. Ese es el negocio, la especulación.
En estos momentos el Bitcoin es una mina para los inversores que quieren una altísima rentabilidad a un tiempo rércord y con una inseguridad asumible teniendo en cuenta el crecimiento imparable que ha alcanzado. Aparte de fondos de inversión, traders convencionales y particulares; miles de personas alrededor del mundo se han dado de alta en portales de compra y venta de criptomoneda para especular con ella. Venden a un valor por encima del que realmente tiene la divisa y la compran por precio inferior a otros particulares que desean comprar y vender dependiendo del mercado.
Según las últimas previsiones de crecimiento del Bitcoin según un banco sueco, la criptomoneda alcanzará un valor de 25.000 Dólares en menos de cinco años y así hasta el infinito. Habrá que esperar y ver cuándo pinchará la burbuja.